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En el entorno del retail, las promociones en tienda son mucho más que un reclamo puntual para subir las ventas: se han convertido en una herramienta estratégica para dinamizar el punto de venta, controlar el stock y optimizar el espacio de almacenaje.

Las estanterías llenas no siempre significan éxito. A veces, son el reflejo de un inventario mal equilibrado. ¿La solución? Promociones inteligentes que dinamicen las ventas y liberen espacio.

Vender más para almacenar menos

Las promociones actúan como un acelerador natural de la rotación de producto. Especialmente útiles cuando hay sobrestock o se acerca un cambio de temporada, permiten dar salida a unidades acumuladas, reducir el riesgo de obsolescencia y mantener el almacén en equilibrio.

Campañas como “2×1”, “descuentos por volumen” o “últimas unidades” pueden vaciar estanterías de forma eficaz sin necesidad de recurrir a grandes liquidaciones. Pero para que funcionen, necesitan estar bien visibles y comunicadas en el punto de venta.

¿Quién responde a estas promociones?

El público que accede a promociones suele dividirse en dos grandes perfiles:

  • El oportunista racional, que compara, calcula y aprovecha las ofertas como una forma de optimizar su gasto.
  • El impulsivo visual, que no tenía previsto comprar, pero lo hace atraído por un mensaje directo, un diseño llamativo o el efecto “urgencia” de una buena promoción.

Ambos perfiles coexisten en tienda. Por eso, el éxito de la promoción no solo depende del producto y el precio, sino también de cómo se presenta.

El PLV como aliado en la gestión de stock

Un expositor bien diseñado es el mejor canal para transformar una promoción en una venta. El material PLV (publicidad en el lugar de venta) actúa como un puente entre el stock y el cliente.

Cuando se integra correctamente en el espacio comercial, el PLV permite:

  • Resaltar productos concretos sin invadir zonas de venta prioritarias.
  • Guiar visualmente al consumidor hacia la oferta.
  • Optimizar la reposición con estructuras funcionales.
  • Aumentar el ratio de conversión del espacio que ocupa.

Promocionar es planificar

Lejos de ser una acción improvisada, las Promociones en tienda parten de un análisis del stock: ¿Qué productos necesitan salir? ¿Cuál es su margen? ¿Qué perfil de cliente los compra?

Para inspirarte con ideas prácticas, en el siguiente enlace.

Al responder a estas preguntas, la promoción deja de ser un simple cartel rojo de “-30%” y se convierte en una herramienta de gestión. Cuanto más alineada esté la promoción con el inventario y el comportamiento del consumidor, mayor será su impacto.

Conclusión

Las promociones no solo ayudan a vender más: ayudan a vender mejor. Ordenan el almacén, liberan espacio en tienda y activan la rotación de productos de forma rentable. Y cuando se apoyan en un material PLV bien diseñado, se convierten en una palanca real de eficiencia comercial.

En Proyectos PLV diseñamos soluciones a medida para que cada promoción sea visible, atractiva y, sobre todo, rentable. Porque una estantería vacía no es un problema… cuando lo has vendido todo.